miércoles, 28 de febrero de 2018

Luis Penso fue un apasionado del escenario



El martes 27 de febrero en horas de la noche se despidió el maestro, profesor y bailarín de ballet, Luis Ponce.

Para recordar su trayectoria, el investigador y crítico de la danza, Carlos Paolillo, escribió unas líneas que se leyeron en nuestra con los trabajadores, músicos y bailarines del elenco tradicional y contemporáneo.

A continuación la dedicatoria:
Luis Penso fue un apasionado del escenario. Su amplia trayectoria como bailarín, maestro, gestor y productor artístico, lo llevó por caminos amplios y diversos.

Se inició como estudiante de ballet clásico en la reconocida Escuela Gustavo Franklin, donde orientó y consolidó su vocación por la danza y las artes escénicas en general.

Su profesionalización llegó como integrante del Ballet Teresa Carreño, bajo la dirección del maestro Vicente Nebreda, compañía con la que se aproximó, como miembro de su cuerpo de baile, al amplio y demandante repertorio del celebrado coreógrafo internacional. 

Sus particulares dotes histriónicas lo llevaron a desempeñarse también como un destacado bailarín de carácter de unánime reconocimiento en El cascanueces, Don Quijote, El lago de los cisnes y Coppelia, entre otras obras del repertorio clásico tradicional.

Su labor como maestro de ballet fue extensa y fructífera, cumplida con dedicación en el Teatro Teresa Carreño, el Instituto Superior de Danza, la Escuela Nacional de Danza y la Compañía Nacional de Danza, entre otras instituciones.

La gestión cultural y la producción artística fueron también ámbitos de su interés, teniendo importante actuación profesional en el Instituto de las Artes Escénicas y Musicales, la Compañía Nacional de Música y el Teatro Teresa Carreño en el área de mercadeo y como coordinador del ballet de ese complejo cultural.

Conocedor profundo de los principios estéticos y técnicos del arte de la danza académica, Luis Penso, además de efectivo intérprete y docente, fue un entusiasta animador de la disciplina artística que se convirtió en su irrenunciable proyecto de vida. 

TEXTO/ Carlos Paolillo
FOTO/ Luis Corona

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